Error de cálculo
Había terminado en un sex-shop por error: él creía que
detrás de aquella pared había una joyería, pero cuando terminó el agujero
y pasó al otro lado le cayó encima una
estantería, aporreándole con un montón de artilugios eróticos. Los policías,
que llegaron al instante, alertados por un vecino, le encontraron semienterrado
entre condones, anillas, bolas chinas, y
vibradores de diversos tamaños y colores. Al oír la voz: ¡Arriba las manos!, alzó
el vibrador que empuñaba, con forma de pene, y apuntó con él a un policía que,
asustado, instintivamente repelió el ataque, abatiéndole de un disparo.