El refugio
Nueve por siete, creo que mide la cueva donde permanecimos
hacinados, veinticinco miembros de cuatro familias, todo el tiempo que duró la
Guerra civil. Adultos y niños conviviendo, comiendo juntos y durmiendo en el
suelo, entre ellos una joven de mi edad: Dolores, que encontró, para nuestra
intimidad un escondite entre las peñas. Cuando terminó la guerra y regresamos
al pueblo, ya éramos veintiséis.
RayTan.