¡Ay, si mi hijo es una joya!,
dice su madre querida,
la muy bruja,
alcahueta encubridora.
¡Pues quédese con el señora,
guárdelo en su joyero!
¡Con lo listo que es y buen mozo!,
dice la vieja pendeja!
En mala hora
me crucé yo en el camino
de semejante cretino,
embaucador y fulero.
Pasa la noche de juerga,
derrocha la paga entera
y cuando vuelve a casa,
con los vapores del vino,
reniega de su destino
y maldice al tabernero.
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