lunes, 17 de marzo de 2014

Una opción radical

Aulló como un lobo solitario y la montaña le devolvió el eco de su aullido, después volvió a la cueva y se sentó junto al fuego, al lado de su esposa.
 -¿Cómo te atreviste a hacerlo? Era nuestra casa  –le recriminó ella, mientras una lágrima descendía despacio por su mejilla.
  -Por eso mismo, porque iban a quitárnosla y no podía permitir que nadie pisoteara un lugar donde fuimos tan felices. Un bidón de gasolina y una cerilla fue todo cuanto necesité; luego, la  explosión de la bombona del butano puso a mi obra el broche final.  

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